Todos los veranos nos pasa. 

Al menos esto viene siendo una rutina desde que existe ConnectaHuelva.

Los meses de julio y agosto son ideales para la planificación, renovación y sobre todo, para la reinvención. No entendemos que los negocios tengan continuidad sobre la misma rutina y por eso, cada año, en septiembre, implementamos nuevas formas de trabajo, nuevos servicios (o mejoras en los que ya tenemos) y sobre todo, una renovada mentalidad enfocada en el cliente.

Pero este año es distinto. Aunque es nuestro segundo septiembre con la presencia del coronavirus, entendemos que éste va a significar la consolidación de una nueva forma de entender los negocios y los servicios.

Y es que hemos adquirido muchos hábitos que han cambiado nuestra visión de la vida misma, de la forma de ofrecer y demandar servicios, de relacionarnos con los demás. Por eso es muy probable que aquella vuelta a la normalidad que anhelábamos en los primeros compases de la crisis del COVID19 no regrese jamás a nuestras vidas. Hemos pensado tímidamente que, añadiendo la palabra “nueva”, la normalidad se parecería muchísimo a la que teníamos hasta el 15 de marzo de 2020. Y a medida que pasan los días, uno tras otro, la realidad es contundente con nosotros.

La Historia ha aprovechado este traspiés para cerrar un ciclo y desembarcar en un escenario en el que los aspectos digitales ya no son una opción que podemos elegir en función de nuestras habilidades o de lo “frikis” que seamos. Ni siquiera es una opción ligada a la edad de las personas (a veces por desgracia y frustración). 

La banca, la administración… el parking, la comida, los regalos, la defensa en un proceso judicial. Lo hemos interiorizado y no tiene sentido negarlo. De la misma forma que hace unos años transitamos hacia normas sobre la higiene y la sanidad en el comercio, sobre fumar en los establecimientos, sobre pagar con tarjeta de crédito sin contacto, este gran cambio que estamos presenciando es la consolidación de la era de la información en nuestra querida humanidad.

Algunos economistas describen la historia de la economía en cuatro fases: 1. El intercambio (trueque) de mercancías entre vecinos de un poblado. 2. El intercambio de mercancías entre pueblos. 3. La aparición de la moneda. 4. La sustitución de la moneda por la información. ¿O me vais a negar que la información no es más poderosa ya que el propio dinero?. 

Retomando lo que decíamos al inicio de este post, el verano es siempre un momento de reflexión y de puesta en marcha de aquellas ideas que nos ha devuelto el curso anterior. Este septiembre de 2021 es también para nosotros un punto de inflexión, un parto en un embarazo al que la pandemia le ha puesto fecha. Nacemos (porque así lo hacemos cada año), en una forma evolucionada de proyectos.

Comunicar con realidad. Conocer mejor a nuestros clientes, pasar más tiempo con ellos y formarnos en nuevas técnicas de producción audiovisual, gráficas y de redacción. Nuestro equipo está en plena ebullición a las puertas de proyectos que están en fase de lactancia y que pronto podrán andar. También adquiriendo velocidad de crucero con los que se iniciaron en 2020, en pleno revuelo, que ahora se ven con otro prisma y con los que hemos mejorado cuantitativa y cualitativamente como empresa, como profesionales. Y manteniendo un nexo muy personal con clientes que llevan ya años trabajando con nosotros.

Septiembre de 2021 es una soldadura de gran resistencia entre dos momentos clave en nuestra historia. El primero es la visión de lo que era un ordenador portátil (de bastante baja capacidad) en una pequeña habitación de un piso, con una conexión pésima de internet y 3 o 4 horas de sueño al día. La ilusión de captar un cliente, de hablar en su nombre a través de Internet. Todo el potencial puesto en aprender y aprender y aprender. Un momento de chocazos, de errores, de “novatadas”…

El segundo es hoy. La visión de una estructura de negocio maduro, con un equipo estable de personas y clientes a los que adoramos porque nos enseñan cada día a no olvidarnos de dónde venimos. Pero sobre todo, la visión de poder mirarnos cara a cara con empresas de toda España a las que damos servicios de manera solvente y seria.

Esa soldadura es, más allá de un nexo que mantiene unido el hilo de nuestra historia, el recordatorio de que los negocios evolucionan y que lo más importante es la personalidad que imprimimos en ellos las PERSONAS. 

Nos sentimos agradecidos por la confianza que depositan en nosotros tantas empresas cada año. Y esto es una realidad porque nos sentimos parte de ellas.

Septiembre de 2021 es en nuestra mente otro nuevo punto de partida. Esta vez con herramientas menos técnicas pero más necesarias en nuestro mundo. Comunicar con amor, comunicar con personas. Hablar de trabajo, de productos reales, de experiencia de cliente. Diseñar de manera disruptiva e integral, sin miedo.

Estaremos encantados de contaros cómo se van materializando los acontecimientos.

¿Nos acompañas?